El paso de los años no ha mermado mi afición por los programas de preguntas y respuestas. Por el contrario, la aparición de nuevos y variados formatos, de juegos de mesa como el “Carrera de mente” o “Trivia” y versiones informáticas de “Quién quiere ser millonario” o la más reciente “Preguntados” la han convertido en una adicción. Hoy me encuentro frente a la oportunidad que siempre he soñado tener. He logrado que acepten mi postulación a participar en uno de ellos, un programa llamado “Salven los millones”. Lo haré de una manera muy especial. Sabré de antemano que responderé todas las preguntas correctamente. Un equipo de cómplices logrará hacerme saber la respuesta a cada una de la preguntas, lo harán haciendo uso y abuso de la tecnología. Sólo un imprevisto de gran magnitud podrá evitarlo.Me he preparado durante semanas. Nos hemos preparado durante semanas. Todo está lo suficientemente aceitado, cada eslabón de la cadena lo está.No existe margen de error. El éxito significará una fama personal fugaz y un bienestar económico no exagerado pero sí duradero para todos nosotros.Algún incidente, en cambio, me obligará a abandonar mi participación en el programa bajo cualquier excusa posible. De ser descubiertos, las consecuencias personales y sociales serían tales que ni siquiera me he animado a contemplarlas. Blanco o negro, no hay lugar para grises.